BOTETONAS, CHIGÜILIS Y PALOMAS ANACARADAS
En fin, ella y yo somos poetas.
Escribimos con el polvo sideral.
La entiendo cuando dice:
¡Comenzaré a lamer de tu estrofa!
Carlos López Dzur
Vigila, pues, amor, la madrugada.
Alguien siempre llega herido como ladrón
sin suerte y ha de morir, quizás, agradecido,
al amparo de tus manos...
Carlos López Dzur
No te separo aún de las bestias de mavorcio,
con dientes afilados y pezuñas, amparadas,
te avisé, no tengas miedo;
porque seas lo que seas te he querido,
te invoco, te llamo, te nombro.
Carlos López Dzur
Te entregué mis ladridos.
Por un fulgor de tu aroma masturbé
cada espacio de penumbra, el que tú iluminabas,
porque eras ya Una en mí
y yo contigo, el Todo.
Tú me enseñaste a agrandar mis pupilas
y me asomé a mil ventanas
cuando te posabas en la noche,
gentil mariposa caída a mis talones
Carlos López Dzur
Tú eres mi ofrenda, memoria verdadera.
Tú, puerca que andas en la calle
pensando que tu hermosura
es pingajo, tú, mi hostia sagrada,
que besuqueas a los nuevos Apolíneos,
intelectualmente arrogantes,
crudelísimamente hartos de sabotaje
y discursos triviales que sólo exaltan
al verdugo intelectualizado.
Carlos López Dzur
... pero un día me dijeron
sólo la ausencia existe, sólo la sombra,
todo se va, sin regreso, todo estalla
como lidita o volátil meteoro
desde algún rincón del universo oscuro.
Carlos López Dzur
Llámala, Doble-Vida, simulacro
de la economía física, miseria en ciernes.
En este imperio, con cantos de sirena,
es quien seduce; en esta esfera,
con cuchillos de luna, es Ella
quien te mengua y te castra.
Llámala pues engaño que razona
en círculos de Apolo, dato icónico
de culpas retorcidas,
hija de tarde y nunca,
madre de la Noche
y el más allá de la carne.
Carlos López Dzur
Ella es la mujer que yo ubico
bajo nevadas de cáctus.
Sus nalgas son tan cálidas
que no dudo que estoy
bajo las ruletas de neón de los casinos
y que mi ofertorio está lleno de vellos
y mis sombras llenas de barbas
y con largas orejas de burro.
¡Azazel en el desierto
y Peniel sobre la cama!
Carlos López Dzur
Y logrado el acomodo, se lubricó de unción
y como mula de tiro, recibió Su Padrenuestro.
Después navegó sobre mi ombligo
leyéndome la Dieta de Constanza.
Carlos López Dzur
Ahora me aferro al cosmos escindido
de su nalgatorio porque escribo
sobre el futuro y el amor.
Si yo fuera Mirabeau, mudaría
Versalles a París,
redeclarando los Derechos del Hombre
sobre esas tapias de tersura
que se llama el pedorrón del Terror.
Carlos López Dzur
Estoy hablando en serio
de la Summa Theologica
cuando meto mis güevos bajo su rabadilla
en aras de la gloria shekinah
y leo de sus poros la Historia,
oliéndole las gracias,
colocándola in supina positionis
para mirar sobre sus hombros
clavándola tras sí
hasta que la poesía nos diga
¡placer, nunca te vayas,
amor házte placer
hasta que el cuerpo
aguante y el divino
joder se repita!
Carlos López Dzur
A ninguno se quiso descalzo,
o con sandalias, ninguno con T-shirt,
ninguno con coleta o melena de desgarbo.
Nadie que sea descortés que esté presente,
ninguno que gesticule en bruto sea admitido.
Carlos López Dzur
Nadie con aretes en la oreja,
o tatuaje visible, se aproxime,
nadie con angustioso rostro
o con olor a tufo, nadie con patas
de cabra, o tarros de cornudo.
Ninguno con dientes neguijosos.
Carlos López Dzur
Vestida ibas con gracia de tus nalgas.
Plata líquida en tus haldeares,
intensa virtud, tus piernas
y el movimiento de tu sieso,
¡qué delicia, mayativa, descocante!
Con fortaleza y audacia te exhíbes.
Con pantaletas azul celeste
de tu antiguo cielo, atrapas.
Carlos López Dzur
Tus labios como flechas de ballesta
daban besos, tu saliva debió ser
como lava de volcanes porque
quienes te compran chupan del bote
y son felices, se repiten en noches
contínuas de macanda
y tú con ellos, fletera,
y ellos contigo, son felices.
Carlos López Dzur
Te dieron la enagua de la angustia.
Te cosieron el corpiño del enojo.
Te amarraron la rabia a las costillas.
Destruyeron tu unidad biológica
hasta esquilmar la hermosura
de tu interna noosfera.
Carlos López Dzur
¿Ahora dónde está la magia
de lo cotidiano, tu divertida noción
de caos, tu guiño subterráneo
que cautiva, dónde está tu duende
que responde al mío, tu fantasma
que a nados me alcanza
en el fondo del agua,
dónde la vieja autoestima de zorra
que no vende sus verdades,
su sentido de honesta certidumbre,
dónde tu nalgatorio desnudo,
suave como pétalos, túrgido
por voluntad de forma y energía?
¿Dónde tu voz me da rugidos,
a dónde llevaste tu madriguera
cálida, tu feroz sustento,
tu espíritu-materia,
tu monismo puro?
Carlos López Dzur
Se masturban con tus desesperos.
Acomodan tu júbilo en abismos
y te ponen su pie y vas de bruces
y no sabes cómo y quién,
dónde ni cuándo, por qué
te joden.
Carlos López Dzur
¿Qué nombre le pondremos,
Matarile, lirerón, a los que predican
la Zero Tolerance, que Hagan algo
si ustedes son, larvas de exterminio
en el sieso instaladas, huestes lombriceras
a la pega del beso de la muerte
y el pedo más inmundo?
Carlos López Dzur
El va por el culito que se mueve
como protector de sombras en la orgía,
como fantasma de la chusma
que adora la dulzura de la Nalga Sabrosa.
El quiere su cocol hecho medallas
Carlos López Dzur
Han de pensar que soy cobarde
como una gran maldición de las rodillas;
han de burlarse de mí
que soy la castidad temprana del pellejo.
Carlos López Dzur
Con distintas formas de mentira
se conforma el hombre.
Con aparatos simplificadores, la grey clama:
¡Entiendo!
Carlos López Dzur
Tú, que crees en el amor
y buscas la palabra delicada para
dar su presencia, ¡ten cuidado!
Carlos López Dzur
Cuando sea viejocristiana, gentildama,
oh, yo seré home de paratge.
aunque sea vil gussano sin sustancia,
caballero de panfleto y de la carne,
quien disponga: Tengas tú, señora,
honor excelso, sin rangos
como los míos.
Carlos López Dzur
Cachondas sean mis hijas
como las corintias:
yo las llevaré al cine y a los noticiarios
y no tendrán sus caras cubiertas con velos;
les daré trabajo en las alcaldías
y en los supermercados,
serán mis secretarias
y mis concubinas, tendrán
sus portadas en Playboy y, ¿por que no?
sus estrellatos, su dinero y sus mugres,
perfumes de mujer y pantaletas y coche,
un mundo franco con tarjetas de crédito...
Carlos López Dzur
Uno cree que luchando se conquista el olvido,
se disocian los pasados,
¡pero no es cierto!
Carlos López Dzur
la alegría que no viene por dinero
ni por sexo ni por la boca llena de alimento
ni por el circuito excitatorio
ni por las mafias del poder-ser suficiente,
las compensatorias calidades del ser
son afán en la llama, lucha sofocadora,
éter que se hijifica por engendros
del Erebo y la Noche.
Carlos López Dzur
y ella se modela como agasajo óptico,
pues, tiene la bendición de Diana
y la codicia de Orestes.
Carlos López Dzur
¡Estoy hablando en serio
de la Summa Theologica!
es decir, dos dogmas infalibles que,
después de chupadas
cual ejemplares tetas, se multiplicaron
las feligresías y los castillos
y los encuentros del Medioevo
con la Gloria Shekinah.
Carlos López Dzur
Al final, yo afilo la realpolitik
antes que Falopio describa los condones
y Ponce de León descubra La Florida.
Y ella en la boca recibe el obelisco
y yo en los di entes la raja pegajos.
Carlos López Dzur
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